jueves, 8 de abril de 2010
Rat Pack. Viviendo a su manera (Javier Márquez)
La noche caía sobre la carretera polvorienta de Nevada, los kilómetros se pegaban a mi espalda como la camisa envuelta en el sudor de un viaje demasiado largo para llegar hasta el paraíso. Era medianoche y la oscuridad de una carretera casi fúnebre dio paso a un amanecer improvisado y destellante: Las Vegas, el mayor sol de medianoche. Por fin estoy aquí, ante el resplandor de sus neones. Ya escucho su frenético swing, el sonido de las monedas Ring-a-ding-ding y el parpadeo de unas arenas nada movedizas: El Sands. He venido hasta aquí con un claro y único propósito. A mí el black jack me da igual, la ruleta me aburre y no creo que el jackpot vaya a ser para mí. No, yo soy desafortunado en el juego afortunadamente para mi esposa y sólo he venido hasta el estado de Nevada para ver a esos tíos trajeados que están en la cima del mundo, el espectáculo puro, los jefes de Las Vegas: El Rat Pack. Quiero escuchar la perfecta interpretación de una balada o un swing en la voz de Sinatra, quiero palpar el estilo que impone Dean Martin al salir al escenario y quiero moverme al ritmo que marque Sammy Davis Jr. Sí, también estarán por allí Lawford y Bishop pero ellos no cantan, así que me limitaré a reírme con ellos. Ya estoy en el Sands. El letrero de ahí fuera anuncia la actuación de Dean Martin, quizás Frank, quizás Sammy... Las candilejas se apagan y un foco ilumina tres micrófonos. Comienza el espectáculo.
Si hay alguien que recupera todo ese sabor de la magia de Las Vegas en la época de Sinatra y el Rat Pack éste es Javier Márquez en su libro "Rat Pack. Viviendo a su manera". En él conocemos la mejor época de un paraíso que parece creado para Frank Sinatra. Las Vegas en la década de los sesenta era Sinatra, swing, Mafia y un estilo de vida impuesto desde hacía algún tiempo más por Humphrey Bogart y sus vecinos, entre los que ya se encontraba Sinatra, y que consistía en pasárselo lo mejor posible de la manera más desenfrenada posible pero siempre con la mayor elegancia. Finalmente todo derivó en el Rat Pack que formaron Frank Sinatra, Dean Martin, Sammy Davis Jr, Peter Lawford y Joey Bishop. Pero la obra de Javier Márquez no se limita sólo a rescatar todo ese ambiente para plasmarlo en unas páginas de lectura ágil y amena sino que indaga en los comienzos de la carrera de cada uno de los integrantes del Rat Pack. Así, gracias a este libro, he podido descubrir anécdotas que desconocía del propio Sinatra. También podemos descubrir los antecedentes de Dino Crocetti (Dean Martin, rebautizado para su carrera de cantante) como contrabandista de alcohol durante la ley seca o los comienzos del bueno de Sammy Davis Jr. como miembro del Will Mastin Trio. Pero en mi opinión lo más difícil que realiza el autor es indagar y aclarar las conexiones que Frank Sinatra, y por extensión todo el Rat Pack, mantuvo con Sam Giancana y el mundo de la Mafia. De todas las publicaciones que he leído puedo afirmar que ésta es la más clara de todas al respecto. Aquí podemos comprobar lo importante que llegó a ser Sinatra, mucho más de lo que nadie había sido, y como utilizó sus amistades italoamericanas "de barrio" para facilitar la entrada en la Casa Blanca de John Fitzgerad Kennedy y cómo después tuvo que devolver el favor hasta que su propia vida corrió peligro.
Por otra parte me gustaría decir que estamos ante un gran trabajo analítico sobre el trabajo artístico de cada miembro del Rat Pack, en grupo o por separado. En este libro se repasa la discografía completa de Dean Martin, de Sammy Davis Jr. y por supuesto la de Frank Sinatra así como la relación que tuvieron los cinco miembros del Rat Pack desde que coincidieron por primera vez hasta la muerte de cada uno de ellos. Sólo así podemos comprender y asimilar la personalidad de cada integrante del grupo y el puesto que ocupaban en él. Por ejemplo, Frank Sinatra era "el jefe" y todos hacían lo que él decía. Dean Martin ponía la clase y la "otra opción a seguir" que sólo él seguía. Sammy Davis Jr era la amistad fiel y dedicada personificada, la lealtad a un hombre llamado Frank que le ayudó en los peores momentos de su vida. Al finalizar la lectura realmente crees conocer a la perfección a cada uno de los personajes. Todo esto y mucho más podemos descubrir con la obra de Javier Márquez, un libro imprescindible en la biblioteca de todo aquél que quiera recuperar algo de esa época irrepetible que tuvo lugar en el mayor apogeo de Las Vegas en mi opinión mucho mayor que cuando llegó Elvis.
"Rat Pack. Viviendo a su manera" (Ed. Almuzara)
Con todos ustedes...El Rat Pack (presentados y acompañados por Johnny Carson)
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Cantaban como los ángeles y bebían como demonios. Anotado queda el libro de Javier Marquez.
ResponderEliminarP.D. Creo que es la primera vez que escribo en este blog. Volveré.
Gran reseña, Marcos. Seguro que le encanta a nuestro amigo Javier.
ResponderEliminarHace un tiempo, con motivo de la presentación de un libro en una gran librería de Sevilla, me crucé con Javier Márquez, autor de esta obra. En ese momento me dirigí raudo y veloz a la sección de música y cine con la intención de adquirir este Rat Pack, pero no hubo suerte, no quedaban existencias. Me habría encantado haber tenido un ejemplar firmado por el propio autor, pero no pudo ser... Lo sé, es imperdonable que todavía no me haya hecho con el libro; entono el mea culpa y espero poder subsanarlo en breve. Cada vez tengo más ganas de leerlo y después de disfrutar tu gran reseña, más aún.
Un abrazo.
La mejor definición que se le puede dar a ese grupo de glfos vividores que fue el Rat Pack, Machas de tinta. Bienvenido al rincón de Sinatra (Sinatra's corner). Espero que vengas para quedarte, prometo ofrecer swing y clase para que no te defraude. Un abrazo.
ResponderEliminarLa verdad es que estoy deseando conocer en persona a Javier y, de paso, conseguir que me firme el libro Kinezoe. Yo compré el libro el pasado treinta de marzo y lo leí de una tirada porque me encantó. Nunca es tarde para adquirirlo y a tí, especialmente, te encantará por cómo trata el tema de Dean Martin. Un abrazo.
Electrizantes, indomables, ex-tra-or-di-na-rios¡!¡
ResponderEliminarGUAUUUU!!!
Y tu entrada...idem.
Es un gran placer entrar en tu espacio. Gracias
Muchas gracias, Ofelia. Lo que hubiera dado yo por verlos en directo.
ResponderEliminarMenuda crítica... Un millón de gracias, Marcos. Como ya te he comentdo en privado -pero quiero que conste en el blog-, tras años de experiencia pofesional en el campo de la crítica musical y literaria, no es fácil encontrar textos tan analíticos, bien expuestos y desarrollados con tanta sencillez. Está feo que lo diga el beneficiario del mismo, pero no quería quedarme con las ganas...
ResponderEliminarLo dicho, que muchas gracias, y tenemos ese encuentro pendiente (al que, por supuesto, Kinezoe está más que invitado, jeje).
Tua palabras son un honor para mí, Javier viniendo de un escritor y periodista como tú. De todas formas mi texto se quedó corto para lo que supone el libro que acabo de leer, un trabajo digno de admiración. Muchas gracias por pasar también por aquí a dedicar tus palabras. A ver si nos tomamos una a la salud de la mejor época de Las Vegas. Un abrazo.
ResponderEliminarPerfecto, al estilo que nos tienes acostumbrados en tu blog de cabecera: http://lamusicadelaluna.blogspot.com/
ResponderEliminar¡Qué años aquellos!
Muchas gracias, Amaya. Ya me gustaría rescatar hoy algo de aquéllos años. La música, sobretodo.
ResponderEliminarMagistral post,amigo.Tus palabras,el fondo negro,las fotografías en blando y negro.Sí,aquí en tu maravilloso espacio estamos en otra época.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Muchísimas gracias Francisco por tus palabras. El poder trasladarnos a otra época es una utopía, sin embargo, a menudo soñada por muchos creo. La música es el único vehículo conocido que lo consigue. A menudo escucho en mi casa discos ya no de Sinatra sino también de Glenn Miller, Bunny Berigan o los Dorsey. Entonces, cierro los ojos y lo veo todo en blanco y negro mientras sueño con Gene Tierney en "Laura" y comienzo a anhelar haber nacido en otra época. En fin... soñemos. Un fuerte abrazo, amigo.
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