viernes, 5 de diciembre de 2014

From here to eternity: Angelo Maggio, el personaje de Frank Sinatra


Frank Sinatra había nacido para interpretar el papel de Maggio, en la obra De aquí a la eternidad. Demasiado mito rodea a la cuestión principal: cómo el cantante consiguió aquel papel. Supuso la puerta de salida y el regreso a la cumbre para su carrera que, en el comienzo de la década de los cincuenta, había sucumbido tanto musical como cinematográficamente, igual que su popularidad. Sobre todo esto hablo en el siguiente texto con el que participo en el "Especial bélico" del magazine La Caja de Pandora:
 

DE AQUÍ A LA ETERNIDAD: EL REGRESO A LA CUMBRE DE FRANK SINATRA


Cuando uno recuerda De aquí a la eternidad no aparece en la mente la idea de una película bélica. Al menos, no en los que se refiere al campo de batalla. La batalla que se libra en esta película es otra. Entre nuestros recuerdos destacará, inminentemente, uno de los besos más apasionados y uno de los momentos eróticos más recordados del cine, protagonizado por Deborah Kerr y Burt Lancaster que, azotados por la fuerza de las olas y de la pasión, envueltos en la sal del mar y la arena que lucha por ocultarlos de los ojos vigilantes de ese mundo que investiga las relaciones clandestinas, intentan adueñarse de todo el amor que les es posible en un arrebato desesperado por poseerse. Y aparecerá un perfecto y honrado, recto e insobornable, soldado Prewitt encarnado por el mejor Montgomery Clift en la cumbre de su carrera o por qué no, aparecerá también el bueno de Maggio, el entrañable italiano juerguista, en uno de los papeles más perfectos, redondos y creíbles que Frank Sinatra completó a lo largo de su carrera en el cine, el que le valió el Oscar de la Academia al mejor actor de reparto, un personaje para el que, según las propias palabras del cantante, él había nacido. Y es la película de la chica del club protagonizada por Donna Reed, del violento Sargento con tendencia al abuso de poder apodado Fatso, increíblemente bordado por Ernest Borgnine. De aquí a la eternidad nos muestra a unos personajes sin demasiada esperanza, algo tristes, intentándolo pasarlo en Hawaii lo mejor posible. Amando, bebiendo, riendo y en definitiva, exprimiendo quizá las últimas horas de su existencia, como si todos conocieran ya el inminente y trágico final que les esperaba en ese paradisíaco lugar llamado Pearl Harbour. Y en definitiva, también es la película que nos muestra la miseria humana, la injusticia a la que el ser humano somete al propio ser humano, en el Ejército y en la guerra. 

 En 1953 Harry Cohn decidió llevar al cine una exitosa novela escrita dos años antes por el veterano de la Segunda Guerra Mundial, James Jones y titulada De aquí a la eternidad (From here to eternity) que ambientaba una trama dramática y pasional en los días anteriores al bombardeo de Pearl Harbour. La obra literaria había recibido el prestigioso Premio Nacional de Literatura. Cohn adquirió los derechos para Columbia y contrató a Fred Zinemann para que la dirigiera. El proyecto había pasado anteriormente por dos estudios cinematográficos que habían terminado por rechazarlo. Se trataba de un texto de más de ochocientas páginas que debía ser pulido antes de llevarlo al cine. Para la mojigata sociedad norteamericana de los cincuenta, la obra literaria contenía temas muy sórdidos como la prostitución o el adulterio y otros que permanecían ocultos hasta la fecha, como los abusos de poder y la violencia de los altos cargos dentro del ejército (incluso el maltrato físico). El lenguaje de la novela era contundente y descriptivo. Y en esta época las películas debían ceñirse a un estricto Código de Producción que imponía criterios morales muy rígidos. El guionista Daniel Taradash realizó una gran labor al adaptar el texto al cine pues llegó a las salas una cinta que contenía toda la esencia y la crítica de la novela, suavizada de manera conveniente para pasar la censura, sobretodo en las escenas de violencia y sexo explícito. Como en otras ocasiones, la inteligencia ganó la partida a los censores y De aquí a la eternidad, estrenada en 1953, abrió los ojos de muchos espectadores norteamericanos y fue una película polémica a la par que premiada. Por otro lado, el productor y ex teniente coronel Buddy Adler, logró sortear todas las objeciones del Pentágono y recibir finalmente el apoyo necesario del Ejército a cambio de suavizar levemente el contenido violento que dejaba en mal lugar a las fuerzas armadas del ejército de los Estados Unidos. A pesar de ello, la crítica original del texto literario quedaba intacta y los espectadores seguían siendo testigos, en la película, de cómo, por ejemplo, el Sargento Fatso, encargado de la prisión militar, asesina a palos al soldado raso Maggio

Maggio sufre las primeras consecuencias de las palizas de Fatso
 La acción de la película comienza con la llegada al regimiento del soldado Prewitt, a la base militar de Pearl Harbour. Prewitt es un boxeador retirado y según sus principios, tras dejar ciego a su último contrincante, un desea volver a boxear. En cambio, el comandante Holmes parece empeñado en obligarle a entrar en combate para el equipo de competición del ejército. Pero Prewitt saldrá del paso, de la mejor manera posible, y logra calmar sus horas de soledad tocando la corneta o visitando a su amiga Lorene en el club de alterne. Montgomery Clift recibió clases de corneta y de desfile militar al prepararse para este personaje. Como ya hiciera el año anterior en Solo ante el peligro (High noon 1952) o posteriormente en Historia de una monja (The nun’s story 1959), Fred Zinnemann dirige en esta ocasión, con el personaje de Prewitt, a un individuo, fiel a sí mismo, cuyo entorno pretende hacer tambalear sus principios. La elección de que Montgomery Clift interpretara ese papel estaba clara para el director y así se lo hizo saber a Harry Cohn. Monty era un actor del método y bordó, probablemente, su mejor interpretación aquí. Es una actuación llena de matices, contenida y de una sensibilidad extrema. El soldado Prewitt es presionado y acosado por los mandos para que acepte la proposición de formar parte del equipo de boxeo y encontrará consuelo para los momentos más difíciles en los brazos de Lorene (Donna Reed, una prostituta que ejerce su profesión en el club al que suelen acudir todos los miembros del ejército) y en su fiel amigo Maggio (Frank Sinatra) con quien congeniará desde el primer momento. 

Donna Reed, Frank Sinatra y Montgomery Clift en una escena
Una vez más, Zinnemann destaca en De aquí a la eternidad como director de actores. Podemos ver su influencia también en el personaje del Sargento Warden, interpretado por Burt Lancaster, un papel muy alejado al que hasta la fecha acostumbraba a interpretar el actor. El Sargento Warden es un personaje con un sistema de principios muy peculiar. Aborrece y rechaza públicamente los abusos y la violencia a la que los altos cargos someten a los soldados, Defiende y protege al soldado Prewitt y alaba sus excelentes aptitudes. Pero, al mismo tiempo, se enamora de Karen Holmes (Deborah Kerr) la esposa de su superior, con la que mantendrá una tórrida aventura, a riesgo de acabar en prisión. Y precisamente, su compañera de romance, protagonizada por Deborah Kerr es otra actriz que, para esta película, abandonó radicalmente su registro. Sustituyó a la primera opción para el personaje de Karen Holmes que había sido Joan Crawford. Kerr recibió clases de dicción para perder su marcado acento británico y se convirtió ante el público en una mujer adúltera, incomprendida en el matrimonio que, a la vez, es capaz de despertar el deseo en otro hombre. Junto a la interpretación de Montgomery Clift, su particular manera de amar a Lorene y la interpretación de Frank Sinatra como Maggio, los encuentros furtivos entre el Sargento Warden y Karen Holmes es lo más recordado de este clásico imperecedero que nos deja para la historia del cine un buen puñado de escenas inolvidables. 
Monty Clift, Burt Lancaster y Frank Sinatra durante un descanso del rodaje.

Capítulo aparte merece la interpretación de Ernest Borgnine como el Sargento Fatso Judson. Quien lo viera tres años más tarde protagonizando un papel tan distinto como el de Marty se daría cuenta de lo camaleónico que podía ser este actor. La interpretación de Borgnine como el violento, estúpido y sádico Fatso es otro de los mejores puntos de esta película. Y no deja de ser irónico que su personaje fuera el encargado de asesinar, con una brutal paliza, al personaje que interpretaba Sinatra, pues Borgnine era un fan incondicional del cantante. De hecho, llegó a bautizar a su hija con el nombre de Nancy, por la canción que tantas veces interpretó Frank Sinatra. Y del mismo modo que hemos hablado de Borgnine, también merece un comentario, la participación de Frank Sinatra en De aquí a la eternidad
Momento del rodaje: Zinnemann y Borgnine. Detrás Clift y Sinatra

CÓMO SINATRA CONSIGUIÓ EL PAPEL DE MAGGIO


Muchas han sido las polémicas y muchos los comentarios que sitúan a La Mano Nera como intermediaria para que Sinatra consiguiera el papel de Maggio, el papel con el que a la postre iniciaría su regreso a la cima, su vuelta al éxito. La novela de Mario Puzo, respaldada por la película de Coppola, El Padrino, contribuyó a reforzar esa creencia. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Tales polémicas solo han contribuido a engrosar el mito “Sinatra, el intocable”. Pero, realmente, ningún miembro de la Mafia ayudó al cantante a conseguir el papel de Maggio para De aquí a la eternidad. Lo cierto es que en aquella época Sinatra estaba completamente hundido. Había sufrido una complicación en la laringe y durante un concierto había perdido la voz. Tuvo que trabajar duro, durante unos meses, para recuperar el instrumento con el que se ganaba la vida, si bien al hacerlo, sonó mejor que nunca. Además, sus canciones ya no se escuchaban. El rock and roll había nacido con demasiada fuerza y en aquel momento, parecía que el swing no podría combatir con él. Por otro lado, en el plano sentimental, la situación con su esposa Ava Gardner se agravaba más a cada momento. Ava había iniciado el rodaje de Mogambo y por aquel entonces, un Frank abandonado por la actriz ya había intentado suicidarse. En esos momentos tan turbios la famosa novela de James Jones cayó en manos del cantante. Al leerla, como recordaría años más tarde, exclamó “¡Dios, Ava. ¡Ese tipo soy yo! Yo he crecido donde él. Yo me he peleado, he jugado, he hablado con él. ¡Yo soy Maggio!” Estaba claro que Frank creía que era el único preparado para bordar el papel de Maggio en la película que Harry Cohn se proponía rodar sobre De aquí a la eternidad. Además, supondría su debut cinematográfico en un registro dramático ya que, hasta aquel momento, solo había interpretado algunos papeles musicales. Así que Sinatra se reunió con Harry Cohn y discutió con él la posibilidad de interpretar a Maggio en la película. Frank incluso se rebajó a cobrar mil dólares por semana con tal de conseguir el papel. Aún así, Cohn rechazó la oferta. Frank Sinatra no entraba en sus planes ya que tenía un firme candidato, Eli Wallach. Pero el cantante no se dio por vencido. Enviaba cada semana telegramas dirigidos a Harry Cohn y al director Fred Zinemann donde hablaba sobre De aquí a la eternidad. Todas las cartas estaban firmadas por Sinatra como Angelo Maggio. Lo que no sabía Sinatra es que sus esfuerzos eran en vano. Y lo que también desconocía era que su mujer, Ava Gardner, se reunía por segunda ocasión para cenar con el matrimonio Cohn. Después de la cena, Ava llamó aparte a Harry Cohn y le dijo: “Sabes quién es el actor perfecto para interpretar el papel de Maggio, ¿verdad?. El hijo de puta de mi marido. Ese es el actor perfecto. Déjame decirte una cosa. Como no le des ese papel, mi marido se matará” Así que la presión de Ava Gardner y su poder de persuasión acabó por ablandar al productor que, al día siguiente, escribió a Frank Sinatra, un telegrama donde le confirmaba sus intenciones de hacerle una prueba para la película. No era extraño que Ava Gardner se tomara tantas molestias en ayudar a su marido. Después de todo, si Frank volvía a la cumbre, su matrimonio podría salvarse. En esos días, el cantante grababa para Columbia dos interpretaciones inolvidables Why try to change me now y I’m a fool to want you. Su voz sonaba mejor que nunca. Finalmente Harry Cohn llamó a Frank para hacerle la prueba del personaje de Maggio. En esos momentos estaba en África con Ava, embarazada y en pleno rodaje de Mogambo. La situación financiera del cantante era tan desastrosa que Ava le tuvo que costear el billete a Hollywood. Y Sinatra abandonaba el continente africano, totalmente destrozado, con la autoestima por los suelos y con su mujer en contra de seguir adelante con un embarazo que él deseaba incluso más que el personaje de Maggio. Sin embargo, Ava aprovecharía esos días para viajar a Londres y abortar, en secreto, desobedeciendo los consejos de su director, John Ford y los deseos de su marido Y Sinatra, por otro lado, bordaba y rozaba la excelencia en su prueba interpretativa que realizó sin necesidad de leer el guión. Frank se había estudiado el personaje hasta la última coma y no necesitó leer una sola línea de la escena que representó en aquella prueba. Convenció a todos los presentes de que Maggio solo podía ser él. Y el resto es solo mitología.

Frank Sinatra, Montgomery Clift, Deborah Kerr, Burt Lancaster, James Jones y Fred Zinnemann
Así pues, De aquí a la eternidad no es solo una gran película que el tiempo ha tratado con el respeto necesario para seguir, a día de hoy, siendo actual y admirable. Es también una obra a cuyo alrededor giran grandes historias de la historia del cine. Porque está interpretada por unos actores, en la cumbre de su nivel artístico. Ya sea porque la desesperación hizo brillar a Sinatra. O porque, tanto Deborah Kerr como Burt Lancaster se tuvieron que reinventar y reciclar para la ocasión. O bien porque Montgomery Clift se empleó a fondo para dotar al soldado Prewitt de un personaje lleno de matices y porque la intensidad con la que vivió el rodaje se contagió en el resto del equipo que se esforzó para llegar al elevado nivel que Monty, casi sin saberlo, había impuesto. Desde ese rodaje de 1952 todos los actores inmortalizaron unos personajes atrapados en Pearl Harbor como nunca se ha vuelto a recrear. Y desde ese estreno de 1953 la cinta de Zinemann ganó el billete para la eternidad, con una obra inmortal.

Y Sinatra voló a la cumbre para ya nunca descender de ella


4 comentarios:

  1. Gracias, amigo Marcos, por hacernos participar de estos espléndidos artículos.
    Recuerdo haber visto ya de niño en TVE "De aquí a la eternidad" y quedar impresionado por la crudeza de la película: la extrema fuerza del argumento y la dureza con que se expone el ambiente en el cuartel. En lo que al "lado sinatra" se refiere, me llaman la atención los efectos ambivalentes que tuvo para el artista su participación en el film: volvió a ponerle en la cima de la fama, y le ayudó a relanzar su carrera musical, pero, posteriormente (vía 'El Padrino'), le afianzó esa incómoda imagen de protegido de la Mafia que tanto ha calado en el imaginario popular (cuando le digo a alguien que soy fan es muy habitual que me espeten: ¡pero si ese era mafioso!). En fin, está claro que por todo hay que pagar un precio, y de esta ley existencial no se escapan ni las mayores estrellas del firmamento artístico (o quizá ellas menos que nadie).
    Un abrazo, Marcos y de nuevo mi agradecimiento por los textos.

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    1. Creo que es una película que no se olvida, José Antonio. Impacta. A mí me ocurre lo mismo. Muchas veces he tenido que escuchar "pero si esra un mafioso" como si esta condición, más que dudosa, afectara a la calidad de su voz. Un abrazo y gracias por tu participación.

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  2. Hola Marcos,
    Esta película es una de mis preferidas, y aunque reconozco que prefiero a Sinatra como cantante, aquí está estupendo. La escena que más me gusta es cuando Monty toca la corneta en honor a su amigo.
    Saludos,

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    1. Es fácil preferir al Sinatra cantante aunque aquí, como diices, roce la excelencia. Esa escena que destacas es de las más emotivas. Gracias por pasar Lola.

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