domingo, 20 de marzo de 2011

FRANK SINATRA RECORDING MACK THE KNIFE (1984). Álvaro Ferrari: un coleccionista admirador de Sinatra

Tal día como hoy da comienzo una nueva sección en este blog de Sinatra. La idea de este nuevo espacio es recoge rlas impresiones de admiradores de Frank Sinatra por todo el mundo. El primero en intervenir será el coleccionista Álvaro Ferrari, ue uenta con discorafía inédita del cantante tantio en audio como en video. Este peruano de orígen italiano es una uténtcico apasionado del universo Sinatra y me ha enviado este texto que publico íntegro. Después del texto veremos a Frank Sinatra grabando "Mack the knife" para "L.A. is my lady" y "The best is yet to come", por razones que serán descubiertas tras leer el siguiente texto de Álvaro. Desde aquí, mi agradecimiento a Álvaro Ferrari:
Frank Sinatra & lvis Presley, finales de los sesenta

¿Qué se puede decir de Sinatra que no se haya dicho ya tantas veces?. Fue sin duda la mayor estrella que tuvo Estados Unidos en el siglo XX. Me parece que esto está fuera de toda duda. Conquistó todos los medios posibles para llegar a las masas, no tanto como lo hacen algunos artistas de hoy en día, más basados en cuidadosas estrategias de marketing que en verdadero talento. Su innovación y aporte a la buena música popular, está fuera de toda discusión. Sinatra, como todo gran artista que está mucho más por delante que varios de sus colegas que cultivan la misma clase de música, es sin duda una de esas personas que aparecen solo una vez en un siglo.

Todos los campos de la creación artística, tecnológica y humanística ven nacer contadas veces en un largo periodo de tiempo (Salvo excepciones) individuos en donde los mejores dones aplicados a su profesión parecen recaer en una sola persona. Frank Sinatra fue uno de esos casos.
Su genio interpretativo como cantante de la música popular se basa como todo lo que descolla más allá del aporte de sus numerosos colegas, en un estilo único y por lo tanto inimitable. Aquello que distingue a Sinatra de otros cantantes del pasado y de hoy en día, independientemente del idioma en que se expresen, es aquella singular homogeneidad entre una estupenda voz y una musicalidad absoluta.

Sin embargo hay algo más. Quizá toda esta fusión tan perfecta entre condiciones vocales e interpretativas se originen, como ya lo han señalado otras personas, en esa misteriosa y genial forma de frasear las canciones.
Quien quiera que trate cantar sobre una grabación de Sinatra correspondiente a cualquier periodo de su larguísima carrera notará que simplemente no es posible hacerlo. Frasear la letra de la canción utiliuzando los mismos musicales que él le daba, es para el común de los mortales por más brillante que sea, algo imposible. Frank Sinatra tenía una habilidad genial para apurar y ralentizar las frases desde que comenzaba una canción, de una forma en la que me atrevo a decir, ningún cantante popular, operativo o de lied, puede hacerlo. Su dominio de la síncopa iba mucho más allá de lo considerado brillante, de hecho lindaba con la genialidad. Esto le llevó a ser públicamente admirado por grandes cantantes de ópera quienes, en toda oportunidad que se les presentaba, no dejaban de llenar de halagos a este canto extraordinario que pasmaba a figuras de la lírica como Robert Merrill, Plácido Domingo, Hermann Prey o Luciano Pavarotti por mencionar solo algunos


La música es el lenguaje universal por excelencia y por la misma razón, no debe sorprendernos que cantantes que no se dedicaron a la música clásica, fuesen también bendecidos con dones musicales extraordinarios que llenaron de admiración a colegas que sí lo hicieron. Es probable, también, que por esa misma razón, otras de las cosas que sorprende a quienes han tenido oportunidad de ver algún concierto de Sinatra filmado en la década de los ochenta o noventa, sea ver a gran cantidad de gente joven en sus conciertos. El público del divo, rara vez o quizá nunca, se componía solo de cabezas canas. Algo muy visible en devotas audiencias de otros baladistas que empezaron también durante su época o inclusive mucho después que él. Sus audiencias eran siempre una mezcla cuasi perfecta de varias generaciones en un mismo recinto. No era extraño encontrar niños y adolescentes vibrando con la electricidad del cantante, antes o después de cada actuación. Tal era la fuerza de su arte. Es por todo lo anterior que probablemente la labor de sus admiradores alrededor del mundo no necesite ir más allá de lo que ya vienen haciendo desde hace varios años. Esto es dar a conocer a las nuevas generaciones el inmenso legado discográfico de Sinatra. Su arte sigue siendo tan poderoso que se ha mantenido en pie por sí mismo.

En unos pocos años se cumplirá un siglo del nacimiento de este fabulosos cantante y su música, tan válida y envolvente, como en las lejana décadas en las que se produjo, continúa ganando adeptos entre los jóvenes de todo el mundo.

Quizás de nuevo una frase que le agradaría a Frank para terminar estas líneas sería la que utilizaron sus propios hijos en su epitafio: THE BEST IS YET TO COME


(Álvaro Ferrari)




3 comentarios:

  1. Pues creo que Álvaro Ferrari, ya lo dice todo en estas líneas. Ha descrito a la perfección, su admiración como cantante y como intérprete de la canción...y creo que es cierto. Nadie ha conseguido llegar a ese nivel y creo que poca gente llegue a conseguirlo como él lo hizo. Personalmente Sinatra, me produce una especie de dulzura y nostalgia en su voz...Y sobre todo, opino como él, llegó a la cima conquistando por su verdadero talento cosa que hoy en día es difícil, si no es a base de estrategia y publicidad...
    Me gusta esta nueva sección tuya Marcos..
    Un besito dorado y que tengas una buena semana...

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  2. Me ha encantado leer este texto de Álvaro Ferrari. Poco se puede añadir salvo decir que estoy de acuerdo en todo lo que comenta. A Sinatra no le hacía falta escenarios con grandes montajes y tecnologías. Su Voz lo llenaba todo, lo mismo que su presencia.

    Un beso

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  3. Gracias Epoca y Myra. Se nota, en el texto de Ferrari, su profunda admiraci´´on por Sinatra. Besos.

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