Portada de la revista Ruta 66 en junio de 1997 |
A lo largo de la historia de la música hemos visto que, sorprendentemente, su modo de vida, su condición incorrectamente política y su estilo sobre el escenario y fuera de él han hecho de Frank Sinatra un modelo a seguir para todo roquero que se precie. De hecho, en numerosas ocasiones, la revista Rolling Stone ha tomado a Sinatra como referencia "de los viejos tiempos", a pesar de sus declaraciones en contra del rock and roll a lo largo de la década de los cincuenta, habiéndose retractado sobre ellas en la década de los setenta y ochenta. En otra de las revistas sobre rock and roll más leídas en nuestro país, Ruta 66, el periodista Álex Fernández de Castro realizó un reportaje en junio de 1997 titulado Frank Sinatra: El hombre con la voz de oro donde, entre otras cosas, predecía su muerte con una introducción estupenda: Un día de estos despertaremos con la noticia de que el mayor gigante que ha dado la música popular de este siglo, nos ha dejado. Durante seis décadas la voz y el rostro de Frank Sinatra han sido un icono recurrente que se ha elevado ya a la categoría de eterno. Ni siquiera el rock'n'roll pudo con él. Voz y actitud fueron su fórmula infalible.
En su artículo, Álex Fernández de Castro, recuerda su amarga experiencia en el concierto de Barcelona, en el Palau Sant Jordi, donde tuvo que intentar disfrutar del show con unos prismáticos, debido a la lejanía del escenario respecto a las gradas. Comenta que ni Barcelona, ni España, ni el recinto donde se celebró el concierto, estuvieron preparados para recibir como merecía a una estrella como Sinatra que, a pesar del desangelado aspecto del patio de butacas (no se llenaron las gradas puesto que el concierto no fue suficientemente publicitado) dio lo mejor de sí mismo y dice Fernández de Castro: Terminado el pase, la tristeza por todos los años que había sido necesario esperar para verlo en directo pesaba más que la emoción y la sensación de privilegio que inevitablemente siente uno después de conseguirlo. Respecto a ese mismo concierto Fernández de Castro recuerda una anécdota muy interesante ocurrida en los camerinos del Palau San Jordi: Como recuerdo, el alcalde de Tossa de Mar quiso hacer llegar a Frank Sinatra unas fotografías tomadas durante su tormentosa estancia en el pueblo catalán, cuando Ava Gardner tuvo sus aventuras junto a Mario Cabré. Pero Barbara Sinatra lanzó una fría mirada al alcalde de Tossa de Mar y dijo que ese álbum de fotografías llegarían hasta el señor Sinatra solo por encima de su cadáver, zanjando el asunto. Parece ser que, treinta años más tarde, la sombra de Ava Gardner todavía era alargada.
Fotografía de Ava Gardner y Frank Sinatra, amargado a la derecha de la imagen, en Tossa de Mar. |
Sin embargo, en el mismo artículo, Fernández de Castro vuelve a caer en el error que muchos periodistas suelen cometer y este es, una vez más, dejarse llevar por la leyenda negra de Sinatra. Además de sus contactos con la Mafia, que hemos podido conocer a fondo en este blog, en estos artículos, también alude a esa adicción a las drogas, inventada quizá para alargar el mito y que es hoy, todavía, la leyenda más falsa que existe sobre Sinatra. Frank Sinatra fue un bebedor empedernido, aunque el alcohol para él no llegó a representar un problema como el que supuso para su amigo Dean Martin. También fue un gran fumador y adicto a ciertos tranquilizantes y ansiolíticos que le fueron administrados en su época de mayor depresión, cuando su matrimonio con Ava Gardner hacía aguas. Pero lo más cerca que estuvo Frank Sinatra de las drogas fue en su papel de la película El hombre del brazo de oro donde interpreta a un batería yonqui. Esperemos que, con el tiempo y debido a la ausencia de bases para esta leyenda, estas habladurías queden en lo que realmente son: excusas para alargar un mito que, sin embargo, no necesita más leyenda que la que realmente tiene. Pero la parte más interesante de este artículo realizado para la revista Ruta 66 probablemente es la sección donde se aborda la relación de Frank Sinatra con el rock'n'roll titulado Sinatra y Rock'n'roll ¿un amor imposible? y el recuerdo sobre la última ceremonia de los Grammy en la que Frank Sinatra fue premiado y presentado por Bono ("Frank Sinatra fue la primera persona que, al clavar sus ojos azules en mis pendientes, hizo sentirme afeminado..." fueron unas desafortunadas declaraciones del cantante de U2) Y el caso es que la organización de los Grammy fue un auténtico desastre, un espectáculo bochornoso. Cuando Frank Sinatra recibió el premio en esta gala de 1994, visiblemente emocionado, se dispuso a dar un pequeño discurso y en mitad de su speech... las luces se apagaron y la gala siguió su curso, introduciendo un video para los espectadores mientras Frank permanecía hablando en el escenario, intentando que alguien le escuchara. Una triste despedida la que los premios Grammy dieron a Frank Sinatra:
My Funny Valentine por artanis2
Qué tristes algunas de las cosas que nos cuentas y qué pena da ver a Sinatra en ese primer vídeo. Las leyendas urbanas siempre han formado parte de la historia de actores, cantantes..Prefiero recordarle con la sonrisa de la última foto y escuchando su voz en esa dulce My funny Valentine..
ResponderEliminarUn beso, Marcos.
La época en la que mejor cantó es la que se muestra en el video de "My funny Valentine", Myra. Gracias por pasar. Un beso.
ResponderEliminarComparto contigo la irritación por esa leyenda sobre las adicciones de Sinatra. Recuerdo haber escuchado alguna vez aquello tan radicalmente absurdo del tabique nasal de platino. Tratar de imaginarse a un tipo con Frank agachando la cabeza sobre una línea blanca resulta inconcebible.
ResponderEliminarPor cierto: la sensación que uno tiene es que a los Grammy les viene muy grande tener Sinatra en el escenario, al menos en ese momento.
Un fuerte abrazo, Marcos.
Bueno, eso del tabique nasal de platino es la mayor barbaridad que se ha inventado sobre Frank. En efecto, es inconcebible. En cuanto a lo que comentas de los premiso Grammy, indiscutiblemente, les vino grande la experiencia de tener una leyenda viva en el escenario. Perdieron los papeles. Un abrazo, Juan y gracias siempre por estar aquí.
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